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OTTO

Desarrollo

La idea de “Otto” surge de algo personal, tres días después de la pérdida de mi perro con el que había compartido 11 años de mi vida. Recuerdo cómo el fin de semana que sucedió, mi mente no podía parar de pensar en ello. Sin embargo, tenía que seguir con trabajos de la universidad y presentar una idea para mi siguiente práctica de ficción. Estuve dando vueltas a mi cabeza, intentando evadir aquello que rondaba por mi mente, pero era incapaz de concentrarme. Había una parte de mi que no quería hablar de algo tan personal y reciente delante de una clase. ¿Sería capaz de leer un guión con toda naturalidad sin llorar? ¿O no sentirme ofendida si alguien no entendía mi guión y lo que quería transmitir?

 

Finalmente decidí escribir sobre aquello que estaba viviendo. Aunque recordé lo que hablaron en clases de guión, comentaron que era mejor no escribir sobre algo que estamos viviendo en ese instante, porque tendemos a una pérdida de la neutralidad. 

Sorprendentemente, fuí capaz de presentar mi idea delante de la clase sin problema. 

Producción 

Hubo una parte de mi, que sentía una necesidad de dedicar tiempo a esa historia y que me iba a ayudar a realizar mi propio proceso de despedida. Quise dedicar un tiempo a hacer unos ensayos previos con la actriz protagonista, dónde más bien intenté desarrollar una confianza entre ambas y ayudarla a conectarla con el personaje que quería construir. El día de rodaje quise que la actriz viviera la emoción de manera progresiva hasta ir creando cada vez un crescendo un poco más fuerte. Así pues, aposté por rodar de manera cronológica, iniciando unas escenas de ella jugando con su perro real y que no lo volviera a ver en todo el día.  Creo que el escenario y la luz natural nos ayudaron a favor para reforzar visualmente la emoción que se quería transmitir. 

 

Resultado

Debo decir que este es el primer proyecto desde que inicié la ESCAC que me hizo sentir orgullosa del resultado. También fué mi primera vez dirigiendo a una niña y la primera vez que ponía sobre la pantalla una historia que se conectaba directamente con algo que yo había experimentado y que me importaba de verdad. Sin querer, me di cuenta que narrar desde mi verdad y algo que me hacía vulnerable, me conectó a otras personas. Tuve compañeros que comentaron que al verlo les hizo sentir empatia por la historia y cierta sensación de vulnerabilidad. Entonces me di cuenta que aquello que temía (hablar de algo tan personal) me había acabado jugando a favor. 

Dirección de Arte

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